En todo este tiempo el mundo ha cambiado mucho y yo con él. Las ilusiones y objetivos iniciales se han ido transformando irremediablemente observando a mi alrededor como algunas torres se derrumbaban.
Ahora estoy plantado, en esta especie de auto terapia para exteriorizar mis demonios y, quien sabe, sacar algo en claro con todo esto. Supongo que no soy el primero que tiene miedo a dar el siguiente paso y ni el último que se pregunta si no se ha equivocado con las decisiones tomadas hasta ahora. Lo único que tengo realmente claro es que, aun entre todo lo malo, soy afortunado.
Actualmente trabajo en una empresa realmente grande que está en auge, y aunque mi papel no es más que de una abeja obrera tengo la esperanza que mis conocimientos enciendan una luz que me permita tener un lugar especial en la colmena, en donde pueda utilizar mi aptitudes para sentirme más útil y egoistamente especial. Pero eso no depende de mi, la decisión la deben tomar personas con la mente nublada y que se mueven casi a ciegas por una tempestad de problemas que no tienen fin. Es casi un arte encontrar el momento idóneo para hablar tranquilamente para intentar ayudar, de manera sincera lo digo, tengo ganas de empujar adelante, pero las malas praxis de otros hacen desconfiar a los ojos que ya te juzgan sin saber bien porque.
¿Cual es la solución entonces? Ay, bienaventurado aquel que lo tenga todo en bandeja de plata, que no sepa que es batallar con la desaparición y sobretodo el que no saboreé el valor de una victoria ganada a pulso.
Palabras grandilocuentes para alguien que se crió en un barrio pobre. Casi vergonzosas, deseosas de guardarlas en un cajón y tirar la llave.
Pero no. Prefiero pulsar "Publicar" y robar minutos de lectura a gente a la que le importo y que se interesa por mi estado mental e inevitablemente, físico.
Ahora las cartas están repartidas,veamos como acabo la partida.
Tal vez deba preguntar a gente que sabe más que yo de esto.
Atentamente,
Israel H Ros
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